jueves, 28 de octubre de 2010

Una despedida simbólicamente muy fuerte


Se murió Néstor Kirchner y la desazón fue, ayer, casi imposible de sobrellevar. Hoy la perspectiva fue distinta y las sensaciones otras. Algunos periodistas empezaron a volver a la normalidad y algunos políticos insulsos y momentáneos hasta dijeron que la muerte de Néstor fue por sus ansias de poder. Opinión apurada, infeliz, sin saber ni querer reconocer que Kirchner fue construyendo relaciones de poder a través de la política, que ellos no saben hacer.

El velorio fue una vigilia en la plaza más famosa del país, a donde todos acuden para manifestarse. El acompañamiento y despedida terrenal, sólo terrenal, de Néstor Kirchner fue muy emotiva y llena de símbolos que refuerzan la sensación de fortaleza de Cristina a pesar de estar viviendo el peor momento de su vida.

Una Buenos Aires parada y movilizada a la vez. Las 20 ó 25 cuadras que rodean a la Casa Rosada fueron sólo movilización, de mucha gente, de distintas columnas, de colores, de muchos colores, de banderas, de gritos de apoyo, de silencio por momentos, de canciones con estrofas como “Néstor no se murió”, ó aquella que se cantó con bronca a cada rato y que invitaba al Vicepresidente conspirador a retirarse del lugar que ya no le pertenece.

Primer símbolo: muchos jóvenes. Manifestantes con ideales, futuros cuadros políticos, miles y miles de “pendejos que andan por la calle y creen en la política” diría el gran Eduardo Aliverti. Todo eso es obra de Néstor.

Segundo símbolo: la Casa Rosada y no el Congreso. Desde los medios tendenciosos se había deslizado que se iba a velar al ex presidente en el Congreso, donde los diferentes partidos discuten leyes para los ciudadanos, donde el Vicepresidente mal habido sería el anfitrión. La Rosada es “el lugar” desde donde hoy gobierna la Presidenta, y el mensaje pareció ser “acá estoy gobernando y acá voy a seguir”.

Tercer símbolo: El Che de fondo, en el salón de los “Patriotas Latinoamericanos”. Custodiando a Néstor, viendo a los presidentes latinoamericanos abrazar a la esposa del tipo que había trabajado mucho para reconciliar a un continente que hoy es unidad. Kirchner fue un ejemplo de estos tiempos en la defensa de un ideal, al mejor estilo de Ernesto Che Guevara.

Cuarto símbolo: el más fuerte y esperanzador, el féretro cerrado. No vimos a Kirchner muerto, vimos un féretro cerrado y eso es un símbolo. No lo vimos muerto, ni siquiera físicamente, no vimos esa imagen y no la vieron ellos, y no la verán jamás. No se les dio el gusto a esos que aún vivo lo querían ver así, a los que festejaron y brindaron, pobres seres. No lo vieron derrotado e inerte y eso es un símbolo fuerte de que el kirchnerismo no murió, es más que acaba de nacer o que sacó chapa de grande en estos días. Se despidió al Kirchner cuerpo pero la idea sigue ahí para defenderla. Esa fue la sensación.

Por último la imagen de Cristina, firme. Llorando, pero de pie y acompañada por miles y miles. Todos esperamos que no afloje, que no afloje, que siga luchando.

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